Hubo muchos puntos de inflexión en este tránsito. Varias crisis que me llevaron a replantearme tantas cosas. Muchos momentos de sentir y pensar a fondo en las necesidades artísticas y las personales. Les aseguro que no es fácil sobrellevar la exposición. Sin embargo, todos estos años de trabajo y un profundo amor por lo que hago me dejan la enorme satisfacción de haber sido fiel a mis deseos más profundos, y de haber ido por ellos.
[...] pude entender que perseguir el afecto unánime y no desencantar a nadie, lejos de conectarme con la felicidad, me provocaba un enorme malestar, por no poder unir a esta que hoy escribe con aquella imagen de niña graciosa que encaraba la vida trivialmente.
Muchos hombres y mujeres, en este y otros países, dieron la vida por sus ideales, por no quedarse cómodos, por no estarse callados frente a las injusticias, ni resignarse a que las necesidades de su comunidad permanezcan siempre insatisfechas.
Pero en estos días algo cambió. Un ataque, con tufo a operación mediática, me dejó tristemente asombrada. Mi apoyo al casamiento igualitario y mi planteo de debatir el proyecto de ley de aborto, subieron el tono de las ya conocidas críticas, para convertirse en amenazas. Contra mi vida y las de mis hijos. Me apenó mucho y me dio rabia tal bajeza. Pero entonces comencé a pensar que no es sólo un cobarde ataque contra mí, sino que estas acciones son para impedir que las ideas e inquietudes que muchos compartimos, dejen de tener un lugar de visibilidad, por miedo al contagio. Por miedo a que más y más personas se vean reflejadas, o comiencen a cuestionar sus propias opiniones, a considerar otros puntos de vista.
[...] Este tipo de intimidaciones no va a lograr que me calle la boca. Por el contrario, siento que estoy parada en el lugar correcto, y que quienes me atacan son los mismos defensores de las atrocidades que por nada del mundo deberían volver a suceder en nuestro país. Esto es lo que pienso, esto es lo que siento, esto es lo que soy. Estemos o no de acuerdo en nuestros pensamientos, la posibilidad debatir respetando al otro sigue siendo el único camino. Por eso, a todas las personas que amamos la libertad les pido: no aflojemos, no nos callemos la boca, no dejemos que nos acallen las sombras del pasado más oscuro. La única lucha que se pierde es la que se abandona.
Florencia Peña