martes, 19 de octubre de 2010

No poder más

Lloré amarga, compulsivamente, sin poder parar. Lloraba porque iba a morirme, porque no había razones para no hacerlo. Lloré porque mi plan había dado resultado, porque podía convencer a la gente de cualquier cosa y porque todo lo que planeaba me estaba saliendo bien. Lloraba sin consuelo, como ahora mientras lo recuerdo, porque me estaba muriendo, porque tenía en mis manos la decisión de salvarme o de desterrarme para siempre, porque me encontraba sola con la muerte frente a frente